Rhizoglyphus echinopus Fumouze y Robin, Petrobia latens Muller, Eríophyes tulipae Keifer
Descripción
En nuestro país se distinguen tres especies que pueden afectar en mayor o menor medida a los cultivos de liliáceas:
Rhizoglyphus echinopus: Se distribuye sobre diferentes vegetales: trigo, vid, bulbos de plantas hortícolas y ornamentales y también sobre ajo.
Los adultos son de color blanquecino con las patas marrones, de aproximadamente 1 mm de
longitud. Esta especie presenta un estadio ninfal en el que puede ser transportada por dípteros fuera de su hábitat.
Puede tener varias generaciones en el ano. La hembra realiza una puesta de 100 huevos de forma aislada cerca del disco del ajo.
Petrobia latens: Además de cebollas, cebada, trigo y zanahoria se ha detectado su presencia sobre algunas variedades de ajo.
El adulto mide 0,65 mm de longitud, siendo de color verdoso. El primer par de patas es mayor que el cuerpo.
La vida del adulto oscila entre 15 y 25 días. Los huevos de verano son de color rojizo y los “huevos de invierno” constituyen las formas resistentes para pasar el invierno. Aparecen sobre el cultivo los primeros días del mes de Marzo.
Eríophyes tulipae: Este eriofido del bulbo, con una amplia distribución mundial, de color blanco hialino, debido a su tamaño muy pequeño (0,25 mm), suele pasar desapercibido a simple vista.
A temperaturas comprendidas entre 24 y 27 °C puede completar el ciclo en ocho o diez días por lo que resulta posible la sucesión de numerosas generaciones durante el año.
Síntomas y daños
Rhizoglyphus echinopus: Tanto en campo como en almacén pueden afectar a las cabezas de ajo, pudiendo ocasionar pudrición completa en ataques intensos. También pueden resultar vector de enfermedades del bulbo como fusarium, stromatinia y pseudomonas.
Petrobia latens: Los daños suelen aparecer en rodales y son debidos a las “picaduras” alimenticias, que originan sobre las hojas pequeñas necrosis foliares en forma de moteado. En condiciones favorables las hojas pueden llegar a secarse.
Eríophyes tulipae: Los daños se localizan en los dientes y pueden llegar a secarlos.